11.4. Gestión de cambios.
Gestor de Cambios: es el responsable del proceso del cambio y como tal debe ser el último responsable de todas las tareas asignadas a la Gestión de Cambios. En grandes organizaciones el Gestor de Cambios puede disponer de un equipo de asesores específicos para cada una de las diferentes áreas.
Consejo Asesor de Cambios (CAB): es un órgano interno, presidido por el Gestor de Cambios, formado principalmente por representantes de las principales áreas de la gestión de servicios TI. Sin embargo, en algunos casos también puede incorporar:
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Representantes de los colectivos de usuarios.
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Representantes de los principales proveedores de software y hardware.
Alcance de la Gestión de Cambios.
En principio, todo cambio no estándar debe considerarse tarea de la Gestión de Cambios. Sin embargo es a veces impracticable gestionar todos los cambios mediante ésta.
El alcance de la Gestión de Cambios debe ir en paralelo con el de la Gestión de Configuraciones: todos los cambios de CIs inventariados en la CMDB deben ser correctamente supervisados y registrados.
Al igual que a la hora de implementar la Gestión de Configuraciones se sugirió como medida simplificadora la creación de "configuraciones de referencia" o paquetes de hardware y software estándar (por ejemplo, un PC de referencia con todas sus componentes de hardware y software predefinidas), es importante crear procesos de cambio cuyos protocolos están previamente definidos y autorizados para, por ejemplo, realizar los cambios asociados a las configuraciones de referencia antes citadas.
Estos protocolos de cambio estándar deben ser cuidadosamente elaborados pero una vez definidos permiten una gestión más rápida y eficiente de cambios menores o de bajo impacto en la organización TI.
Las principales actividades de la Gestión de Cambios se resumen en:
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Monitorizar y dirigir todo el proceso de cambio.
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Registrar, evaluar y aceptar o rechazar las RFCs recibidas.
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Convocar reuniones del CAB, excepto en el caso de cambios menores, para la aprobación de las RFCs y la elaboración del FSC.
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Coordinar el desarrollo e implementación del cambio.
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Evaluar los resultados del cambio y proceder a su cierre en caso de éxito.
Aceptación y Clasificación.
Aceptación.
Tras el registro del RFC se debe evaluar preliminarmente su pertinencia. Una RFC puede ser simplemente rechazada si se considera que el cambio no esta justificado o se puede solicitar su modificación si se considera que algunos aspectos de la misma son susceptibles de mejora o mayor definición. En cualquiera de los casos la RFC debe ser devuelta al departamento o persona que la solicito con el objetivo de que se puedan realizar nuevas alegaciones a favor de dicha RFC o para que pueda ser consecuentemente modificada.
La aceptación del cambio no implica su posterior aprobación por el CAB y es sólo indicación de que se ha encontrada justificado su ulterior procesamiento.
Clasificación.
Tras su aceptación se deben asignar a la RFC una prioridad y categoría dependiendo de la urgencia y el impacto de la misma.
La prioridad determinará la importancia relativa de esta RFC respecto a otras RFCs pendientes y será el dato relevante para establecer el calendario de cambios a realizar.
La categoría determina la dificultad e impacto de la RFC y será el parámetro relevante para determinar la asignación de recursos necesarios, los plazos previstos y el nivel de autorización requerido para la implementación del cambio.
Aunque el rango de posibles prioridades pueda ser tan amplio como se desee se debería considerar una clasificación que incluyera, al menos, los siguientes niveles de prioridad:
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Baja: puede ser conveniente realizar este cambio junto a otros cuando, por ejemplo, se decidan actualizar ciertos paquetes de software o se compre nuevo hardware, etc.
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Normal: Es conveniente realizar el cambio pero siempre que ello no entorpezca algún otro cambio de más alta prioridad.
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Alta: un cambio que debe realizarse sin demora pues esta asociado a errores conocidos que deterioran apreciablemente la calidad del servicio. El CAB debe evaluar este cambio en su próxima reunión y adoptar las medidas pertinentes que permitan una pronta solución.
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Urgente: es necesario resolver un problema que esta provocando una interrupción o deterioro grave del servicio. Un cambio de prioridad urgente desencadena un proceso denominado cambio de emergencia que trataremos de forma independiente.
Implementación.
Aunque la Gestión de Cambios NO es la encargada de implementar el cambio, algo de lo que se encarga habitualmente la Gestión de Versiones, si lo es de supervisar y coordinar todo el proceso.
En la fase de desarrollo del cambio se deberá monitorizar el proceso para asegurar que:
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Tanto el software desarrollado como el hardware adquirido se ajustan a las especificaciones predeterminadas.
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Se cumplen los calendarios previstos y la asignación de recursos es la adecuada.
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El entorno de pruebas es realista y simula adecuadamente el entorno de producción.
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Los planes de "back-out" permitirán la rápida recuperación de la última configuración estable.
Si es posible, debe permitirse el acceso restringido de usuarios al entorno de pruebas para que realicen una valoración preliminar de los nuevos sistemas en lo que respecta a su:
Evaluación.
Antes de proceder al cierre del cambio es necesario realizar una evaluación que permita valorar realmente el impacto del mismo en la calidad del servicio y en la productividad de la organización.
Los aspectos fundamentales a tener en cuenta son:
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¿Se cumplieron los objetivos previstos?
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En que medida se aparto el proceso de las previsiones realizadas por la Gestión de Cambios.
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¿Provocó el cambio problemas o interrupciones del servicio imprevistas?
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¿Cuál ha sido la percepción de los usuarios respecto al cambio?
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¿Se pusieron en marcha los planes de "back-out" en alguna fase del proceso?¿Por qué?
Si la evaluación final determina que el proceso y los resultados han sido satisfactorios se procederá al cierre de la RFC y toda la información se incluirá en la PIR asociada.
Cambios de Emergencia.
Aunque habitualmente los cambios realizados mediante procedimientos de emergencia son resultado de una planificación deficiente a veces resultan inevitables.
Cualquier interrupción del servicio de alto impacto, ya sea por el número de usuarios afectados o porque se han visto involucrados sistemas o servicios críticos para la organización, debe encontrar una respuesta inmediata. Es frecuente que la solución al problema requiera un cambio y que éste haya de realizarse siguiendo un procedimiento de urgencia.
El procedimiento a seguir en estos casos debe estar debidamente previsto. Por ejemplo, se deben establecer protocolos de validación de los cambios urgentes que pueden requerir:
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La reunión urgente del CAB y/o EC si esto fuera posible.
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Una decisión del Gestor del Cambio si es imposible demorar la resolución del problema o éste sucede durante un fin de semana o periodo vacacional (lo que puede dificultar la reunión del EC).
Como el objetivo prioritario en estos casos es restaurar el servicio es a menudo frecuente que los procesos asociados sigan un orden inverso al usual: tanto los registros en la CMDB como la documentación asociada al cambio se realicen a posteriori.
Es, sin embargo, esencial que al cierre del cambio de emergencia se disponga de la misma información de la que dispondríamos tras un cambio normal. Si esto no fuera así se podrían provocar situaciones de cambios futuros incompatibles, configuraciones registradas incorrectas, etc. que serían fuente de nuevas incidencias y problemas.
Control del Proceso.
Es imprescindible elaborar informes que permitan evaluar el rendimiento de la Gestión de Cambios.
Para que estos informes ofrezcan una información precisa y de sencilla evaluación es imprescindible elaborar métricas de referencia que cubran aspectos tales como:
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Porcentaje de RFCs aceptados y aprobados.
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Número de cambios realizados clasificados por impacto y prioridad y filtrados temporalmente.
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Tiempo medio del cambio dependiendo del impacto y la prioridad
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Número de cambios de emergencia realizados.
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Porcentaje de cambios exitosos en primera instancia, segunda instancia, etc.
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Numero de back-outs con una detallada explicación de los mismos.
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Evaluaciones post-implementación.
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Porcentajes de cambios cerrados sin incidencias ulteriores.
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Incidencias asociadas a cambios realizados.
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Número de reuniones del CAB con información estadística asociada: número de asistentes, duración, nº de cambios aprobados por reunión, etc.
Caso Práctico.
Los clientes y proveedores de "Cater Matters" están utilizando cada vez más los servicios online de la empresa para gestionar tanto los pedidos como la cadena de suministro.
El sistema implantado en la actualidad, aunque cumple básicamente con los objetivos de negocio, no estaba diseñado para soportar un nivel de actividad elevado. Tanto la Gestión de Disponibilidad como la Gestión de la Capacidad han informado de deficiencias en el proceso y de futuros cuellos de botella si se sigue con el ritmo de crecimiento actual.
Por otro lado, la dirección de la empresa ha decidido reforzar su presencia online y ofrecer a sus clientes unos más elevados niveles de servicio para incrementar su cuota de mercado.
Todo ello requiere un cambio sustancial en la estructura de software y hardware de los servicios de Internet y su interconexión con el software de gestión interna de la organización (ERP).
Por todo ello ha sido la propia dirección de la empresa la que ha elevado una RFC a la Gestión de Cambios que tiene por objetivos:
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Aumentar la capacidad de los servidores de Internet para mejorar su conectividad y capacidad de respuesta.
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Desarrollar una serie de WebServices que permitan:
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Integrar directamente el sistema de pedidos online en el ERP de la empresa.
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Realizar un seguimiento de todo el proceso de pedido.
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Gestionar remotamente junto a los proveedores toda la cadena de suministro.
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Rediseñar el website para mejorar su usabilidad y optimizarlo para su indexación en buscadores.
Tras registrar adecuadamente la RFC:
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Se le otorga el estatus de "aceptado" y se le asigna provisionalmente una prioridad normal y un alto impacto.
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Se convoca una reunión del CAB para la cual se solicita la asistencia de los responsables de e-commerce y programación web.
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Se solicita una evaluación preliminar del proyecto a una consultora externa que supervisó todo el proceso de implementación del sistema actual.
Previamente a la reunión del CAB el Gestor del Cambio elabora, en estrecha colaboración con las Gestiones de la Capacidad, de la Disponibilidad, Financiera y de Niveles de Servicio, así como con la dirección y Gestión de Proyectos:
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Una evaluación inicial de costes y recursos necesarios.
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Una valoración del impacto de los cambios en la infraestructura TI.
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Un cronograma preliminar del proceso.
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Una encuesta para que el Service Desk sondee la opinión de los clientes respecto a los posibles cambios.
Sopesando la documentación aportada y la estrategia de negocio de la organización el CAB aprueba el cambio y:
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Determina el calendario definitivo del cambio.
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Asigna los recursos, internos y externos, necesarios.
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Desarrolla un plan que permita la convivencia temporal de ambos sistemas online para asegurar la continuidad del servicio:
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Duplicación de toda la estructura web: se compraran nuevos servidores para que los antiguos puedan prestar servicio permanentemente y estén dispuestos inmediatamente para el "back-out".
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Se desarrollarán aplicaciones de "traducción" que permitan mantener actualizadas las bases de datos antiguas para evitar la perdida de datos en caso de "back-out".
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Informa a la Gestión de Configuraciones sobre todos los CIs afectados por el cambio.
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Solicita la colaboración de la misma consultora que implanto el sistema actual para que realice una auditoria externa de todo el proceso.
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Elabora toda la información necesaria para que la Gestión de Versiones comience todo el proceso de pruebas e implementación.
Tras la implementación del cambio y en colaboración con el "Soporte al Servicio" y la "Provisión del Servicio" la Gestión de Cambios:
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Confirma el éxito del cambio:
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El nuevo sistema dispone de la capacidad suficiente para proporcionar los niveles de servicio y disponibilidad previstos.
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El nuevo sistema funciona sin errores aparentes.
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Los clientes y proveedores han percibido el cambio como una mejora en la prestación de servicios.
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Ha mejorado la productividad.
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Se asegura que todo el cambio ha sido correctamente registrado en la CMDB.
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Da por cerrado el cambio.